Monte-Video
La noche es una mulata
ardiente, incendiada, uruguaya,
con uno que otro diente blanco
marfil de reflejo diamantino.
con una que otra gris preocupación
que le turba el vientre con pasos cansinos.
Despliega su negro africano
en alas de murciélago.
Sin plumas, con oscura piel
de amenazante humedad,
a punto de chuparte el alma.
Viste su lencería de blanca seda
subproducto de gusano y miedo de toque de queda.
Es una noche que tiene
la luna por bombacha
y en el cuarto menguante
insinúa la raya.
El paso canyengue,
caliente, caníbal.
El aliento esclarecedor de moribundo
y con su boca hipopotámica me canta.
Ay! mi noche de prostituidas
mudanzas, ¿cuándo vendrás a llevarte mi alma?
Fernando Álvarez
1998
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