“…Entonces se retorna pero ya no al mismo lugar, ni retorna lo mismo, pero aun así hay retorno... A comer un helado, echarse al sol o hacer el amor a la luz de la mañana que se asoma por las rendijas de la ventana... Y no está claro si eres el otro, si el otro es vos, si es la luz la que te acaricia o eres ventana y te atraviesa el sol, o si nada de eso es... Y la cama vacía se extiende infinita como la piel y más allá de la habitación no hay nada... Pero seguís respirando en la boca de tu amante y callas.”


Desambiguación
 
¿Y qué, si tu boca húmeda
brotada en pétalo inundada en risas,
endiabla en jirones y giros
angelical y aniñada,
se me escapa en suspiros
y despierto, y ya no hay nada.?
 
¿Y qué si en la penumbra de las calles de San Telmo
enredado a tus sienes te sueño, te imagino?
Quizá te armo sólo, entre tonos, sedas, brillos
-diminutos cosmos efímeros y ciegos-
y exhalaciones que abrazan en torbellino…
 
Quizá el sol no derrita mis alas
y las plumas sean más que palabras.
Y el vértigo me sirva de pértiga
para el vendaval de fuego que me corre,
por los poros, los pelos, los temblores.
Cuando tu mano me siembra en la nuca todos los desvelos.
 
¿Y qué si rasgué las velas y solté los remos,
Ahí en el miedo, donde el poco saber se hace mísero y ajeno.
Y tengo en contra las estrellas, las décadas en mis venas...
Cuando se me escapa entre las manos tu piel
como finos y dorados granos de arena…?

Dices; “no es, ni es, no es”,
sonidos que traen tu aliento
y calla toda certeza.
 
 
Fernando Álvarez
 
 




 

Monte-Video

 

La noche es una mulata

ardiente, incendiada, uruguaya,

con uno que otro diente blanco

marfil de reflejo diamantino.

con una que otra gris preocupación

que le turba el vientre con pasos cansinos.

 

Despliega su negro africano

en alas de murciélago.

Sin plumas, con oscura piel

de amenazante humedad,

a punto de chuparte el alma.

Viste su lencería de blanca seda

subproducto de gusano y miedo de toque de queda.

 

Es una noche que tiene

la luna por bombacha

y en el cuarto menguante

insinúa la raya.

El paso canyengue,

caliente, caníbal.

El aliento esclarecedor de moribundo

y con su boca hipopotámica me canta.

Ay! mi noche de prostituidas

mudanzas, ¿cuándo vendrás a llevarte mi alma?



Fernando Álvarez
1998


Odas a Lilith en Tauro


"Escuchar con manos asombradas tu acelerado y chispeante discursear....
Meter la nariz en la playa de tu cuello donde comienza el bosque  y olerte a mansalva.
Mirar tu ojos tan cafés como féminos, infantiles, tiernos, voraces: IN-contenibles!...
Rozarte la boca en el vaivén de la marea, estirar la mano, prenderme de una nube y no bajar jamás!"

Fernando Alvarez