Cronos
La vieja suela gastada de tus labios
sostiene grietas donde susurra
tu juventud pasmada, ida
suspendida a la vuelta de la esquina
por un tic tac furioso y altivo.
Ese que se roba los chicos
de las cunas, que me apolilla los huesos
y charlas insomnes de café.
Ese que agolpa granitos
en el embudo.
El sucio, el villano,
el impune militar, masacrador de supuestos amores
con transpiración de pueblos muertos.
Ese anciano indiferente,
el de la lámpara de aceite
que huele a piel quemada
a hornos de angustia y agonías
que fueron y no serán ya más.
Ese que no tiene pies
pero me camina el alma,
el que fusila y obliga cansancios,
el pálido destructor de teorías
de sueños, de frases vacías
que quieren sostener gigantes:
(hipócritas de ideas muertas
y filosofías huecas)
Ese que se acurruca en los rincones
malsanos de un baño de Constitución,
que acecha, junta cálculos y orines
que incomoda el intestino
y que da vueltas las manecillas
de mi reloj.
Fernando Álvarez 1999
No hay comentarios:
Publicar un comentario